lunes, 30 de octubre de 2017

Rusia usa su gigante petrolero, ROSNEFT, como una herramienta de política exterior

[El artículo siguiente da una idea bastante aproximada de los problemas del gobierno Maduro para financiarse. La traducción es para mis amigos que prefieren leer en español]

Por Clifford Krauss, 29 de octubre de 2017.
The New York Times
Energía y Ambiente
Rusia está esgrimiendo el petróleo cada vez más como una herramienta geopolítica, extendiendo su influencia alrededor del mundo y desafiando a los intereses de los Estados Unidos.
Pero Moscú se arriesga a encontrar problemas, prestando dinero y haciendo negocios en economías turbulentas y climas políticos inestables.
La estrategia enfrenta una prueba crucial esta semana en Venezuela, un aliado ruso que debe conseguir un millardo de dólares para evitar caer en mora en sus deudas.
Rusia ha estado haciendo una ráfaga de préstamos y negocios centrados en la industria petrolera venezolana, un dinero que podría marcar la diferencia entre el colapso del gobierno y su supervivencia. A cambio, Moscú consigue una ventaja estratégica en el patio trasero de Washington.
El presidente Nicolás Maduro de Venezuela, se volvió puras sonrisas este mes durante una visita a Moscú buscando apoyo financiero fresco, agradeciéndole a Vladimir V. Putin “por su apoyo, tanto político como diplomático.”
Moscú, a través del gigante petrolero estatal Rosneft, está tratando de ganar influencia en lugares en donde los Estados Unidos han tropezado o donde el poder está en el aire. Sus esfuerzos son impulsados también por la necesidad, pues las sanciones estadounidenses y europeas han forzado a Rosneft a encontrar nuevos socios e inversiones en otros sitios.
La compañía, en la que Rusia ha confiado desde hace mucho para que financie su gobierno y sus programas sociales, ha empujado profundamente en países políticamente sensibles como Cuba, China, Egipto y Vietnam, así como en lugares tumultuosos donde los intereses estadounidenses están en juego.
Rosneft está buscando negocios en el Mediterráneo oriental y en África, áreas de importancia táctica más allá de la escena energética. Está esgrimiendo influencia política y económica en el norte de Irak, haciendo grandes negocios de petróleo y gas natural en territorio kurdo. Y está pescando para hacer ofertas por el control de campos petroleros iraníes, a medida que aumentan las tensiones entre Teherán y Washington.
Rosneft está “tratando de crear oportunidades que pueden ser extremadamente valiosas de modo geopolítico,” dijo Amy Myers Jaffe, una experta en seguridad energética en el Consejo de Relaciones Exteriores. “Le dan realmente un apalancamiento increíble al gobierno ruso en asuntos de importancia para los Estados Unidos.” El nuevo empuje de Rosneft sigue a las restricciones impuestas a Rusia.
Rosneft, que es 50% propiedad del estado ruso, está liderizada por Igor I. Sechin, un ex Vice Primer Ministro y un aliado cercano de Putin. Luego de la invasión rusa de Crimea hace tres años, los Estados Unidos y Europa castigaron al Sr. Sechin con sanciones.
Desde entonces, Exxon Mobil y otras compañías petroleras occidentales se han visto impedidas de usar su experticia tecnológica para ayudar a Rosneft a desarrollar campos petroleros y gasíferos en aguas profundas, en esquistos y árticos. Eso ha forzado a Rosneft a buscar por todas partes nuevos campos petroleros para remplazar sus reservas.
Hasta ahora, la mayor apuesta de Rosneft es Venezuela. En los últimos tres años, Rusia y Rosneft han provisto a Caracas con $10 millardos en asistencia financiera, ayudando a Venezuela a evitar caer en cesación de pagos al menos dos veces, bajo el peso de una deuda de hasta $150 millardos.
Rusia está efectivamente tomando el lugar de China, como el principal banquero de Venezuela. Mientras el presidente Hugo Chávez estaba en el poder, China le prestó a Venezuela decenas de millardos de dólares para proyectos, que serían pagados con petróleo. Pero China calladamente ha dejado de otorgar nuevos préstamos, dejando que Rusia llene el vacío.
El año pasado, Rosneft tomó un 49.9% de las acciones de Citgo, la compañía estadounidense de refinación petrolera subsidiaria de la petrolera estatal de Venezuela, como garantía por un préstamo de $1.5 millardos a la compañía venezolana. La compañía petrolera estatal, Petróleos de Venezuela, o Pdvsa, usó el dinero para pagar sus cuentas y mantener sus campos petroleros en producción.
El negocio fue criticado agudamente por los miembros del Congreso estadounidense, que advirtieron que una eventual toma rusa de Citgo podría amenazar la seguridad nacional. Citgo opera aproximadamente el 4 por ciento de la capacidad de refinación estadounidense y tiene una amplia red de oleoductos y estaciones de servicio. Y Caracas sigue siendo altamente dependiente del mercado estadounidense, pues pocas refinerías fuera de los Estados Unidos puede procesar grandes cantidades de crudo venezolano de baja calidad.
En Abril, Rosneft fue más allá, suministrando un pago anticipado de $1 millardo por petróleo crudo producido por la empresa petrolera estatal, una ayuda crucial para que esta pudiera hacer pagos de casi $3 millardos a los poseedores de bonos.
Pero las inversiones rusas no están exentas de riesgo. Los campos petroleros venezolanos están envejeciendo y en mal estado. Las empresas de servicios petroleros se han estado retirando, luego de años de pagos parciales por su trabajo. Y las nuevas sanciones estadounidenses han prohibido en gran parte las transacciones de préstamos a largo plazo con Pdvsa u otras inversiones en nueva deuda del gobierno, agudizando las estrecheces financieras de Venezuela.
“Rusia es el único país que puede darle a Venezuela un salvavidas para sobrevivir el resto del año,” dijo Francisco J. Monaldi, un analista de políticas energéticas en la Universidad Rice. “China tiene la capacidad, pero no tiene la voluntad de hacerlo, y por eso es que Venezuela está tan desesperada por conseguir el apoyo ruso. No hay otra salida.”
Venezuela es ahora la segunda fuente de petróleo de Rosneft, después de Rusia misma. La compañía rusa revende cerca de 225.000 barriles diarios de petróleo venezolano, equivalente al 13% de las exportaciones venezolanas.
Más petróleo venezolano podría fluir hacia Rusia en poco tiempo. Rosneft está negociando con la compañía petrolera estatal venezolana para cambiar su garantía en Citgo por participaciones en campos petroleros, como una forma de obtener más reservas a precios de gallina flaca y evitar cualquier sanción u otros problemas legales con Washington.
“Hay decididamente un elemento geopolítico en estos negocios,” dijo Helima Croft, jefe global de estrategias de materias primas en RBC Capital Markets. “Rosneft adquiere propiedades baratas en Venezuela, pero ¿expande también la influencia de Vladimir Putin en nuestro patio trasero? Sí.”
El modelo venezolano de Rosneft también está encontrando tracción en el Medio Oriente, donde Rusia está buscando maneras de apoyar al gobierno de Bashar al-Assad en Siria, hacer amigos en Irán y ayudar a meter una cuña entre Turquía y Occidente.
En la región kurda del norte de Irak, Moscú está buscando ejercer influencia sobre las partes enfrentadas. Sigue un referendo kurdo que favorece la independencia de Bagdad, que tanto los Estados Unidos como Turquía temen que traiga más inestabilidad a la región.
Rusia también se opone formalmente a la independencia kurda. Pero eso no impidió que Rosneft firmara un acuerdo de $400 millones con el gobierno regional del Kurdistán este mes, para obtener derechos de perforación de campos petroleros.
Rusia ya invirtió más de $4 millardos el año pasado en los campos petroleros del Kurdistán. Y Rosneft se convirtió en el mayor comprador de petróleo kurdo, a medida que las empresas petroleras occidentales reducían sus inversiones.
“Para Rusia, tener un rol e influencia sobre la política kurda es útil en Siria, y es útil como contrapresión sobre Turquía también,” dijo David L. Goldwyn, quien fue el principal diplomático especializado en energía en el primer gobierno de Obama.
Todos esos tejemanejes parecen ser más agresivos en Venezuela, donde el compromiso ruso es más riesgoso.
El gobierno venezolano dice que tiene más de $9 millardos en reservas internacionales, aunque gran parte de ellas son oro que debe ser enviado al exterior a venderse, una transacción que puede tomar tiempo.
El siguiente gran pago se vence el jueves, por $1,2 millardos, del vencimiento de un bono de Pdvsa. Coqueteando con caer en mora, la compañía corrió a pagar la mayor parte, pero no todo un bono de $1 millardo que vence el viernes, mientras el país aún debe $350 millones en pagos que vencen este mes.
Las sanciones estadounidenses contra Venezuela, la producción en decadencia y los problemas recurrentes en líneas de tuberías y en los puertos han llevado a varios refinadores a volverse hacia otros países latinoamericanos en busca de suministros.
Si hay una cesación de pagos y el gobierno de Maduro colapsa, Rusia y Rosneft podrían quedar con préstamos incobrables que un nuevo gobierno no quiera pagar.

“¿Continuará Rusia financiando a Venezuela?” se preguntaba Siobhan Morden, jefe de estrategia de ingresos fijos de Latinoamérica de Nomura Holdings. “Eso es todavía una interrogante. No sé.”

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