martes, 6 de agosto de 2013

Por más democracia (2)

Como en los artículos anteriores, en esta ocasión podemos aprender mucho de lo que se dice sobre Egipto, e imaginar lo que podría pasar con nosotros.
No todo el mundo piensa igual sobre la democracia y el papel que debe jugar Estados Unidos para promoverla. Mucha gente en ese país ve con disgusto las actividades del gobierno de Washington, y recuerda los muchos desaguisados en los que ha estado involucrado en el pasado, reciente o lejano. En el caso de Egipto, igual que en el nuestro en Venezuela, se oyen críticas airadas sobre la política exterior de la mayor potencia militar del planeta. A continuación hay un esclarecedor ejemplo, en un artículo publicado por Doug Bandow en el sitio web del Instituto Cato:

“Es tiempo de que Washington cierre la boca sobre promover la democracia.”

Publicado por Doug Bandow en www.cato.org el 2 de Agosto de 2013.

El régimen militar en El Cairo continúa matando partidarios del derrocado presidente Mohamed Morsi con apoyo financiero de Washington. La administración Obama está convirtiendo a la hipocresía en un arte.
Washington trabaja bajo la ilusión de que controla al mundo. La administración insiste en que debe conservar su influencia dándoles más dinero a los generales en El Cairo. Sin embargo, ¿cuándo ha ejercido influencia EEUU en Egipto?
Por cuatro décadas los contribuyentes estadounidenses han subsidiado regímenes dictatoriales. La administración trató de salvar al antiguo presidente Hosni Mubarak de la revolución, antes de apoyar su derrocamiento. Los intentos de Washington de convencer a Morsi de que gobernase más inclusivamente, y al comandante militar Gen. Abdel Fattah al-Sisi de no dar un golpe de estado, fallaron completamente. Ahora el líder del golpe está ignorando ostentosamente el pedido de la administración de que no fuerce a los Hermanos Musulmanes a la clandestinidad.
Sin embargo, el presidente Obama rehusa reconocer el golpe militar, que bajo la ley estadounidense requeriría cortar la ayuda de los EEUU a Egipto. Si eso ocurriese, dice la administración, ¡el Gen. Al-Sisi podría ignorar los consejos estadounidenses!
Como lo señalo en mi última columna en Forbes:
“Hubiera sido mejor hace años si los funcionarios americanos simplemente se hubiesen callado y no hubiesen hecho nada. No se habría desperdiciado dinero. No se hubiera exhibido la impotencia de Washington. Los EEUU no hubieran sido cómplices de décadas de gobierno militar.
Por desgracia, Egipto no es el primer ejemplo en el cual el gobierno de los EEUU ha conseguido parecer estúpido mientras gasta un montón de dinero. De hecho, esa es mucho más la regla que la excepción.
Por décadas Washington ha regalado miles de millones de dólares por año de ayuda “económica”. ¿Quiénes están entre los afortunados beneficiarios? Comunistas chiflados como la Rumania de Nicolae Ceausescu y la Etiopía de Mengistu Haile Mariam.”
Como en Egipto, los déspotas locales aprendieron rápidamente que los funcionarios de los EEUU detestan admitir un fracaso y terminar con la ayuda. Así que el dinero continúa fluyendo sin importar lo demás.
Alrededor del mundo, los funcionarios de Washington hablan alegremente de la importancia de la democracia mientras respaldan ostentosamente una autocracia. Hoy la hipocresía es más flagrante en Asia Central y el Medio Oriente. De hecho, la administración alabó la “Primavera Árabe” mientras apoyaba la represión en Bahrain, Arabia Saudita y ahora en Egipto.
Se ha derramado mucha tinta recientemente sobre conservar la credibilidad estadounidense luego de que el presidente Obama hiciera que el uso de armas químicas por Siria fuese una “línea roja” para la intervención. De hecho, rutinariamente Washington traza líneas rojas sin ningún significado alrededor del mundo, que son rutinariamente ignoradas.
¡Los funcionarios estadounidenses nunca aprenden!

En Egipto, Washington ha mezclado por partes iguales la hipocresía y la inutilidad. Los funcionarios de EEUU nunca se contentan con callarse la boca y quedarse en casa. Si el presidente Obama quiere dejar un legado positivo de política exterior, debería hacer y decir menos en el exterior.”

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