miércoles, 31 de diciembre de 2014

LA PROTESTA PACÍFICA ES MUCHO MÁS EFICAZ QUE LA VIOLENCIA PARA DERROCAR DICTADORES

Visiones del Mundo
Por Max Fisher
The Washington Post, 5 de Noviembre de 2013
Traducido por Max Flint

La experta en ciencias políticas Erica Chenoweth creía, como muchos, que la violencia es la vía más confiable para deshacerse de un dictador. La historia está llena, al fin y al cabo, de golpes, rebeliones y guerras civiles. Ella no tomaba muy en serio las protestas públicas u otras formas de resistencia pacífica; ¿cómo podrían poner patas arriba a un régimen poderoso, autoritario?
Entonces, como cuenta Chenoweth en una Ted Talk puesta en internet el lunes, organizó algunos datos y se sorprendió de sus hallazgos. “Recolecté los datos sobre todas las principales campañas violentas y no violentas para el derrocamiento de un gobierno o la liberación de un territorio desde el año 1900,” dice – cientos de casos. “Los datos me impactaron.”
Aquí está la gráfica, que sugiere bastante claramente que los movimientos no violentos tienen muchas más probabilidades de  funcionar:
[Erica Chenoweth/YouTube]
Y esa tendencia está realmente “aumentando en el tiempo,” añade Chenoweth. “Las campañas no violentas se están haciendo cada vez más exitosas.” A continuación hay un gráfico de las campañas exitosas desde 1940 hasta 2006.
[Erica Chenoweth/YouTube]
Los datos muestran un gran aumento en los éxitos violentos en los 1970s y 1980s, quizás un producto tanto de la des-colonización – la partida de las potencias europeas del África Sub-Sahariana fue seguida por un número de conflictos violentos por el poder – como de la Guerra Fría, en la cual el respaldo de los EE.UU. y los soviéticos puede haber empujado a los movimientos rebeldes al éxito. Pero esa tendencia se ha revertido significativamente desde el final de la Guerra Fría, con los éxitos no violentos muy por arriba.
“Los investigadores usualmente afirmaban que ningún gobierno puede sobrevivir si sólo el 5% de la población se levanta en su contra,” dice Chenoweth. “Nuestros datos muestran que el número puede ser menor. Ninguna campaña fracasó en ese periodo luego que lograran la participación activa y sostenida de sólo el 3,5% de la población.” Añade, “pero entienda esto: cada campaña que sobrepasó el punto del 3,5% fue no violenta. Las campañas no violentas fueron en promedio cuatro veces más grandes que las campañas violentas promedio.”
Por supuesto, 3,5% es mucha gente. Por ejemplo, en Irán representa 2,7 millones de personas. En China, son 47 millones. Aún así, sucede. No está claro exactamente cuántos egipcios protestaron en el levantamiento de Febrero de 2011 que llevó a la caída del presidente Hosni Mubarak, pero no parece improbable que hayan alcanzado el umbral de los 2,9 millones.
Chenoweth enfoca gran parte de su presentación sobre la importancia de lograr que el 3,5% de la población proteste para hacer caer a un gobierno y por qué la resistencia no violenta es la forma más eficaz de hacerlo. Yo argumentaría que las cosas que hacen a la no violencia más eficaz que la violencia van más allá de la pregunta sobre si es mejor para lograr que más gente salga a la calle.
Yo hice mi tesis de maestría sobre la represión gubernamental sobre los levantamientos populares, lo que involucró observar mucho los mismos fenómenos. Para decirlo claramente, no tengo ni de cerca la experticia de la profesora Chenoweth, y estudié sólo unos 30 casos comparado con sus “cientos.” Aún así, encontré algunas cosas que respaldarían su argumento de que la resistencia no violenta es más eficaz.
Algo que encontré es que las probabilidades de fracasar de un levantamiento aumentan un 50% si se vuelve violento. Parece que una vez que los que protestan toman las armas, legitiman el uso de la violencia aplastante como respuesta del estado. En otras palabras, es mucho más probable que las fuerzas de seguridad abran fuego – y es mucho más probable que los policías y soldados individualmente cumplan esa orden – si la oposición les está disparando. Es una reacción humana, puesto que a la gente no le gusta que le disparen, pero también importa en la política interna del gobierno. Los levantamientos a menudo pueden causar una crisis de legitimidad dentro del gobierno, particularmente si la relación entre el jefe del estado y las fuerzas de seguridad y/o armadas se rompe, lo que a su vez puede provocar la caída del gobierno. Mientras más violento sea el levantamiento, es más probable que unifique internamente al régimen.
Tenga en mente que el estado casi siempre tiene a las fuerzas militares a su disposición para aplastar casi cualquier levantamiento. Esto es verdad particularmente desde el final de la 1ª Guerra Mundial, luego de que la mayoría de los estados adquiriesen tanques, ametralladoras y otras herramientas que casi ningún grupo rebelde puede igualar en el campo de batalla. Encontré que las probabilidades de éxito de un levantamiento se reducen a la mitad si los militares intervienen directamente y esto es mucho menos probable si el levantamiento continúa siendo no violento.
El uso de la violencia también tiende a reducir el apoyo público a un levantamiento. Chenoweth cree que esto se debe a que un levantamiento violento demanda más físicamente y es más peligroso y por lo tanto asusta a los participantes, pero yo añadiría que la violencia es polémica y puede engendrar simpatía hacia la policía y los soldados en el otro extremo de los rifles de los disidentes. Un levantamiento violento puede terminar polarizando a la gente a favor del gobierno, mientras que la represión del gobierno contra un levantamiento no violento a menudo reducirá el apoyo público del régimen.
Chenoweth continúa con un argumento importante: Los movimientos de resistencia violentos, aún si tienen éxito, pueden crear muchos problemas a largo plazo. “Resulta que la forma en que uno resiste importa a largo plazo, también,” dice, explicando que sus datos sugieren que los países con levantamientos no violentos “tenían muchas más probabilidades de emerger con instituciones democráticas.” También tenían 15% menos probabilidades de “recaer” en una guerra civil. Después de todo, un movimiento no violento es a menudo inherentemente democrático, una especie de opinión pública de masas fuera de las urnas. Un movimiento violento, en cambio, no importa cuáles sean los ideales que lo impulsan, tiene que ver con legitimizar el poder a través de la fuerza; no es difícil ver cómo sus participantes victoriosos terminarían manteniendo el poder fundamentalmente a través de la violencia, también.

Todavía todo está en un campo en desarrollo, por supuesto, y algo tan complicado como un levantamiento popular no podría ser previsto nunca por una sola variable. Aún si la mayoría de los levantamientos violentos fracasan, algunos tienen éxito, así que no hay una regla absoluta por la cual los movimientos no violentos sean siempre mejores. Para obtener más información, lea “Why Civil Resistance Works” [Por qué funciona la resistencia civil], escrito por Chenoweth y Maria Stephan.

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